Mayo 11/2019. Primer encuentro con Kevin Lydon.

“Abrí la puerta y me encontré con un chico de cabello castaño desordenado y piel de un suave color crema. Tenía una sonrisa tan auténtica que me hizo sonreír apenas lo vi.
—Hola —saludó con una voz que desbordaba alegría y buen ánimo. Llevaba la guitarra al hombro en su estuche y una botella de agua en la mano.
—Hola —devolví el saludo, abriendo la puerta para él—. Adelante. Kevin Lydon, ¿cierto?
—Así me dicen —bromeó, siguiéndome al interior—. Es un placer conocerte al fin, Alexis Woo.
—Diría que el placer es todo mío. ¿Te ofrezco algo de tomar? —pregunté más bien por cortesía.
—Estoy bien, gracias —dijo, tal como esperaba.

Lo guié hasta mi salita, mi espacio de luz e inspiración. El ventanal abierto llenaba el salón con la luz natural o el brillo de las estrellas de la forma más mágica posible, y el sol o la luna en medio de los rascacielos de Masen me proveían paz. Vivía en un loft muy cómodo e íntimo al norte de la ciudad.
Invité a Kevin a sentarse e hice lo mismo en el sofá en escuadra con el suyo, y guardamos un instante de silencio incómodo.
—Bueno, me dijo la agencia que estabas pensando en renunciar —comenzó con media sonrisa en la voz.
Asentí, cruzando las piernas en mi postura formal.
—Así es. Soy escritora de novelas, Kevin, y como le dije a tu agencia, yo no escribo canciones. Ni siquiera poemas —añadí con un encogimiento. Él asintió.

—Y lo comprendo, por eso quería verte. Mi equipo cree que realmente sería una maravilla tenerte como escritora de mi próximo sencillo, y has de saber que no se llega hasta donde estoy aceptando todos los “no” que recibimos.
Me crucé de brazos.
—¿Estás aquí para convencerme?
—Estoy aquí para ayudarte —corrigió con suavidad—. Pensé qué tal vez sería buena idea trabajarla juntos, ya sabes, la canción. Antes de que te niegues, escucha mi propuesta —sonreí porque sí, estaba a punto de negarme—. Mira, podemos hacerlo algo así: yo toco la melodía para ti y entonces escribes algo basado en los sentimientos que te transmita. No necesita ser en verso, sólo escribe una historia corta a tu estilo. Y después ambos convertimos eso en una canción.

—Parece que sabes muy bien cómo se hace esto. ¿Por qué no la compones tú solo y ya? —repliqué alzando una ceja, desafiante.
—Porque yo escribo sobre sentimientos, Alexis, no sobre historias. Me pasan cosas en la vida y hablo sobre cómo me hacen sentir, pero me gusta la idea de contar ahora la historia de alguien más en una canción, incluso de alguien que no exista más allá de tu imaginación.
—No veo la diferencia.
Kevin suspiró, inclinándose al frente para atrapar mi atención por completo.
—Verás, si escribes una canción sobre cómo duele un corazón roto las personas que tengan un corazón roto la entenderán. Sin embargo, si les cuentas el ascenso y la caída de una relación, y el dolor que eso provocó, entonces todo el mundo lo sentirá. Porque sabrán por qué te enamoraste y por qué no funcionó, y lo sufrirán contigo. Eso es lo que quiero conseguir, y si eres tan buena como todo el mundo me lo ha dicho, sé que podemos. Dame una oportunidad, por favor. Al menos no dirán que no lo intentaste.
—No me importa lo que la gente diga —replique, pero asentí. Porque me agradaba la gente con agallas y sin duda él las tenía—. Pero me convenciste. Que conste ya, el trabajo duro te toca a ti.
Su sonrisa se amplió, cosa que creí que sería imposible, y se irguió.
—Perfecto, puedo con eso.

Puse los ojos en blanco ante su declaración. De reojo vi cómo sacaba su guitarra y la ponía sobre sus piernas, rasgando suavemente las cuerdas mientras afinaba un par de ellas. Comenzó a juguetear con sonidos cuando yo encendía mi laptop sobre la mesa, y mientras esperaba a que abriera el procesador de textos, lo miré de lleno. Tocaba las cuerdas y repetía el sonido de un suave tarareo, mirando al vacío en busca de sonidos en el fondo de su cabeza.
Me erguí un poco, súbitamente inspirada. Mirarlo así, iluminado por el sol con la guitarra en manos y escuchándolo susurrar melodías, revolvió algo en mi pecho que trasladé a palabras, escribiendo una canción hecha historia de un nuevo comienzo, acerca de un encuentro que puede cambiarte la vida, y de encontrarse a sí mismo como nunca se piensa que serás, reinventarse.
Quizá el encuentro con él fue pasajero y efímero, sea lo que sea, derrumbó paredes en mi interior que reprimían lo que puedo llegar a hacer”.